¡BLOG : CHAOTIK MEPS! M É X I C O : E. P. S. ~C h A o T i k~: LOS OBREROS-ARTESANOS EN LAS FÁBRICAS TEXTILES DE SAN ANGEL, 1920-1930

7.04.2008

LOS OBREROS-ARTESANOS EN LAS FÁBRICAS TEXTILES DE SAN ANGEL, 1920-1930

MARIO CAMARENA
SUSANA A. FERNÁNDEZ
Mario Camarena Ocampo, investigador de la Dirección de Estudios Históricos, doctor y profesor de la Escuela Nacional de Antropología e Historia

LOS OBREROS-ARTESANOS EN LAS FÁBRICAS TEXTILES DE SAN ANGEL, 1920-1930


Esta lectura nos lleva de la mano a lo que fueron, en el tiempo pos revolucionario, las cinco grandes fábricas de industria textil, en las que se hace un énfasis sobre las características culturales de los trabajadores calificados dentro de los establecimientos fabriles textiles ubicados en el municipio de San Ángel.


Muchos estudiosos del movimiento obrero consideraban a la clase obrera, como la suma de máquinas, energía eléctrica y fábricas. La creación de la clase obrera industrial es un proceso largo y contradictorio que se originó de las ruinas de un sistema pre capitalista.


Las fábricas textiles en los años veintes se caracterizaban por ser una combinación de maquinas y hombres, basándose en unas relaciones sociales de corte manufacturero. en estas se introducía de forma oral el conocimiento básico de oficio, para alcanzar dicho dominio era necesario muchos años de práctica.


La novedad no radicaba en las innovaciones técnicas, sino en la disposición mental de la gente para utilizar la ciencia y la tecnología para así abatir costos y mejorar los precios de los géneros. Aunque la importancia de estos adelantos era la sustitución del hombre, su conocimiento, su capacidad de juicio y reducen el grado de control. Pero lo que en realidad se busca alcanzar con las máquinas, es desplazar a los obreros, o en su defecto hacerlos más productivos.


Podemos terminar con el hecho de que el obrero calificado era híbrido, ya que era considerado obrero en cuanto no poseía ya medios de trabajo y los productos de su trabajo pertenecían a otro, también era artesano en el sentido de que aún se regía por una rigurosa jerarquía en el proceso productivo dentro del cual se hallaba inmerso, transmitía su conocimiento en forma oral y tenía una gran independencia en la realización de su trabajo.


Características de las fábricas textiles

Eran empresas que dependían de la habilidad y pericia de los trabajadores para el desempeño óptimo de las labores, por lo que se pagaba a destajo el trabajo realizado. De tal manera, en esas empresas se retomó aquella forma de trabajo preindustrial.

En el régimen de Porfirio Díaz encontramos las raíces del proceso de industrialización. Durante estos años se comienzan a introducir en las empresas grandes transformaciones técnicas dentro del proceso productivo, lo cual condujo a una mayor división del trabajo.

Entre los principales avances tecnológicos introducidos destaca la utilización de la energía eléctrica. La utilización del vapor y de la fuerza hidráulica se vio disminuida, pero su uso no desapareció por completo. Algunas compañías combinaban los diferentes tipos de fuerzas motrices al interior del proceso productivo. La electricidad permitió la expansión de la capacidad productiva y los cambios en la tecnología. El problema técnico que determinó la mecanización de la industria algodonera fue el desequilibrio entre la eficiencia del hilado y la del tejido. La técnica debe considerarse en relación con el trabajador y no solamente en su relación interna; es decir, lo que se busca con las modificaciones introducidas en las máquinas es desplazar a los obreros, o en su defecto, hacerlos más productivos.

De este modo, la importancia de los adelantos tecnológicos radica en que suplen los músculos del hombre, su conocimiento, su capacidad de juicio y reducen el grado de control. Desde este punto de vista, la clave en la evolución de las máquinas no es el tamaño o la capacidad motriz, sino el grado en que impone al trabajador su propio ritmo. La aplicación de la energía eléctrica al proceso de trabajo no cambió la relación entre el hombre y la máquina; y, además, todas estas innovaciones pertenecen a una maquinaría de fabricación reciente ya que tuvieron que esperar el desarrollo de sistemas especializados de energía eléctrica o neumática, antes de que fuera posible su fabricación. Los obreros calificados y su trabajo Las factorías estaban divididas internamente en departamentos: de hilados, tejidos, estampados y mecánicos.

Cada uno se encontraba organizado de manera jerárquica y sobre el maestro recaía la responsabilidad de la producción. Esta jerarquía establecida dentro de las unidades de producción había sido heredada de las formas gremiales. Dentro de ella, las personas más capacitadas y con más años de experiencia eran las que dirigían y organizaban el trabajo. De esta forma, los obreros más calificados -la mayoría de los cuales eran maestros- eran los que tenían el control del proceso productivo.

El pago a destajo como forma de control Dado que los obreros calificados gozaban de una gran independencia dentro de las factorías textiles, los empresarios buscaron una manera de controlarlos y hacerlos más productivos. Así, a través del pago a destajo, del reglamento interno de la factoría y de un trato paternalista se trató de encarrilar a los trabajadores a la lógica productiva del sistema capitalista. No obstante, estos mecanismos de dominación chocaban con hábitos y costumbres de los operarios de la época. Las normas eran muy rígidas y el salario se utilizaba también como una forma de control. El pago a destajo tendía a obligarlos a producir más y a un ritmo más acelerado, ya que a una cierta cantidad de trabajo terminado le correspondía un cierto salario. Ello motivaba que los trabajadores aumentaran su velocidad en la tarea a la que estaban adscritos, así como también su pericia en la realización de la misma, o, en otros casos, que alargaran voluntariamente su jornada de trabajo. De tal forma, los salarios van vinculados a la intensidad de la explotación. Las luchas reivindicativas Durante la época pos revolucionaria, los trabajadores textiles emprendieron diversos movimientos en defensa de su empleo, contra las disminuciones salariales, etcétera. Lo característico de estos movimientos fue su resistencia y la beligerancia con que se enfrentaron a los patrones, impregnadas por una tradición gremial.

El oficio y el lugar común de trabajo crearon una identidad entre los trabajadores. Surgieron organizaciones de tipo corporativista a partir de un ambiente fabril en donde el conocimiento, la habilidad y el ser obrero eran elementos de identidad clasista. Este control sobre el proceso productivo llevó a que los trabajadores dispusieran de las horas de trabajo como mejor les pareciera. Más aún, los obreros no sólo buscaban detentar el control dentro de las empresas, sino que pretendían apoderarse de ellas. Los mítines en las fábricas y el apedrear a la administración eran algunas de las formas en que los obreros expresaban su descontento por el despotismo de los administradores y trataban de conseguir su destitución. Uno de los mecanismos más recurrentes era el paro repentino en el momento de los sucesos, pero esta forma no sólo estaba dirigida contra el móvil del problema, sino contra todo el sistema de producción fabril. Otra arma más eficaz contra la crisis de sobreproducción era el sabotaje.

En las huelgas donde la empresa intentó utilizar a esquiroles, la respuesta obrera fue descomponer las máquinas para evitar la difería de sus intereses. Uno de los mecanismos más recurrentes era el paro repentino en el momento de los sucesos, pero esta forma no sólo estaba dirigida contra el móvil del problema, sino contra todo el sistema de producción fabril. Otra arma más eficaz contra la crisis de sobreproducción era el sabotaje. En las huelgas donde la empresa intentó utilizar a esquiroles, la respuesta obrera fue descomponer las máquinas para evitar la reanudación de las labores Fueron estos años que transcurrieron de 1920 a 1930 una época en que los trabajadores del ramo textil intentaron proteger su status económico y social a través de las huelgas. Se valieron de un lenguaje de lucha de clases que expresaba preocupaciones corporativas de tipo gremial.


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